Señor, me has elegido para ser tu testigo.
Has puesto tu mirada en mí sin merecerlo.
Haz que mi vida sea una vida de servicio, de amor,
de entrega, una vida evangélica.
Una vida que sea un seguimiento a Jesucristo
con radicalidad y exigencia.
Ilumíname para que con tu Gracia y el don del Espíritu Santo
pueda realizar la misión que me encomienda
para este curso.
Haz que no sólo confíe en mis fuerzas,
sino que siempre me apoye en las tuyas.
Haz, señor, que todos los miembros de nuestra comunidad
vivamos con ilusión nuestra fe,
nos formemos bien
y seamos siempre conscientes de que nuestra misión
la realizamos en nombre de la comunidad
de la que formamos parte.
Señor, gracias por elegirme.
Gracias porque siempre estás conmigo.
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