Hoy es el Día de la Iglesia Diocesana, y como Iglesia somos todos, pues también es un poco o un mucho nuestro día. Esto parece lo normal pero si no nos implicamos y demostramos realmente que somos y nos sentimos Iglesia de poco servirá celebrar jornadas como ésta. Bueno, sí sirven, al menos para recordarnos que está ahí, que la Iglesia de nuestra Diócesis nos necesita y nos reclama atención no sólo un día al año sino cada día de cada año.
La Iglesia es comunidad de fe, es la reunión de los bautizados y no sólo creemos en Dios de manera individual sino en el seno de la Iglesia a la que pertenecemos.
Y nuestra Iglesia más cercana tiene necesidades que precisan de nuestra colaboración en la medida en que nos sea posible a cada uno, y entre esas ayudas están también las económicas. Algunos habremos escuchado acerca de las cuotas parroquiales que se pusieron en marcha hace un par de años. En nuestra parroquia son cuarenta y cinco personas las que están suscritas a dichas cuotas y con esa aportación se ha podido realizar últimamente la obra de mejora de la sacristía y de la Capilla de la Santísima Trinidad.
De todas formas, cuarenta y cinco personas en una comunidad parroquial amplia como la de Villafranca de los Barros se antoja escasa y por eso en la nueva campaña que se inicia ahora, se apela a la generosidad de los feligreses pero sobre todo a la responsabilidad como cristianos para con nuestra comunidad parroquial y en definitiva para nuestra Iglesia. Las cuotas son voluntarias en cuanto a cantidad y en cuanto a forma de pago.
En las parroquias está a disposición de los interesados toda la información al respecto para inscribirse en esas cuotas y hacer más efectiva e intensificar nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia particular, la más cercana, especialmente en un momento de especial dificultad en todos los niveles.
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