(Día 48 de Confinamiento)
Ayer, 1 de Mayo, la Iglesia celebra la memoria de San José Obrero. Y también celebramos, a nivel social, el día del trabajo.
La Iglesia, a través de los años y de sus instituciones y asociaciones, siempre ha pedido un trabajo digno para todos. Nos llama al compromiso de todos por un trabajo digno. Nos llama a reaccionar ante las situaciones de indignidad e injusticia que rodea al mundo del desempleo. Siendo consciente de lo mal que lo están pasando muchas personas por la falta de trabajo.
Con este motivo, en la misa diaria en Santa Marta, en Roma, el Papa Francisco pidió muy especialmente por todos los trabajadores del mundo entero:
“Hoy, que es la fiesta de San José Obrero, también el Día del Trabajador, rezamos por todos los trabajadores. Por todos. Para que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y la belleza del descanso”.
Dios – afirma el Papa – entrega su actividad, su trabajo, al hombre, para que colabore con él. El trabajo humano es la vocación recibida de Dios y hace al hombre semejante a Dios porque con el trabajo el hombre es capaz de crear. Por ello, dijo el Papa, el trabajo da dignidad. Pero esta dignidad muchas veces es pisoteada, así como lo han pisoteado en la historia, incluso hoy hay muchos esclavos, esclavos del trabajo para sobrevivir: trabajo forzado, mal pagado, con la dignidad pisoteada. Se le quita la dignidad a la gente. Por ello, cualquier injusticia cometida contra el trabajador es un atropello a la dignidad humana.
Hoy nos unimos a muchos creyentes y no creyentes que celebran este día del trabajador para aquellos que luchan por la justicia en el trabajo.
Terminó el Papa pidiendo a San José que nos ayude a luchar por la dignidad del trabajo, para que haya trabajo para todos y que sea un trabajo digno.
José Cordero, párroco
Comentarios