“Familia que reza
unida…”
(Día
51 de confinamiento)
Ayer, 3 de Mayo, fue el segundo día en que se podía salir a pasear o a hacer
deporte. La verdad es que resultaba algo novedoso: ver mucha gente
andando o haciendo deporte en cualquier parte del pueblo; parecía el día de la
gran liberación. Había ganas de salir. A mí me llamó la atención un hecho casi
insólito: muchos matrimonios habían salido juntos a andar. E incluso, he de
confesar, que me enteré quien era marido de una o quien era mujer de otro. No
es normal ver a tantos matrimonios juntos realizando la misma actividad.
Y
me vino a la cabeza un lema que la Iglesia enseñaba a generaciones pasadas:
“Familia que reza unida, permanece unida”. Con este mensaje se pretendía
enseñar que la unidad en la familia se trabaja poniendo en juego muchos valores
o virtudes evangélicas, pero sobre todo se mantiene con la oración, con el
encuentro con Dios vivido en familia. Hoy no se reza en familia. Si acaso
algunas madres hacen rezar a sus hijos pequeños a la hora de acostarse. Pero
nada más.
Estamos
inmersos en el mes de Mayo; un mes dedicado de una manera especial a la Virgen,
nuestra Madre. El papa Francisco nos ha llamado a orar en familia durante este
mes, a través de un rezo de toda la vida: el rezo del santo rosario:
“¿Qué espacio dejo al Señor? ¿Me detengo a dialogar con Él? Desde
que éramos pequeños, nuestros padres nos acostumbraron a iniciar y a terminar
el día con una oración, para educarnos a sentir que la amistad y el amor de
Dios nos acompañan. Recordemos más al Señor en nuestras jornadas. Y en este mes
de mayo, desearía recordar la importancia y la belleza de la oración del santo
Rosario. Recitando el Avemaría, se nos conduce a contemplar los misterios de
Jesús, a reflexionar sobre los momentos centrales de su vida, para que, como
para María y san José, Él sea el centro de nuestros pensamientos, de nuestras
atenciones y acciones. Sería hermoso si, sobre todo en este mes de mayo, se
recitara el santo rosario o alguna oración a la Virgen María juntos en familia,
con los amigos, en la parroquia. La oración que se hace juntos es un momento
precioso para hacer aún más sólida la vida familiar, la amistad. Aprendamos a
rezar más en familia y como familia.”
“El cielo está rojo. Maña hará buen tiempo”
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