“Quiero ser pan, para el hambre ser el pan, de mi pueblo construir el escándalo de compartir”. Así dice el coro de un canto de comunión que entonábamos en el seminario muchas veces en mi etapa de formación.
Desde que comenzó esta cuarentena, la gran mayoría de católicos la vamos viviendo desde la televisión o internet. Leo en Facebook, en los comentarios que ponen en las misas que transmiten por ese medio, a muchas personas que dicen extrañar recibir la comunión, extrañan comulgar. Podríamos preguntarnos: ¿Qué significa comulgar?, más aún, ¿qué implica comulgar? Creo yo que para nosotros, como católicos, no se trata tanto de que comemos ese pan sino que aceptamos ser pan, grano triturado y entregado para la vida del mundo. Sin esta dimensión de compromiso, de entrega al servicio, ni la vida ni la pasión de Jesús, ni nuestra vida ni la celebración de la Eucaristía tienen ningún sentido.
Nunca como ahora, en pleno confinamiento por el coronavirus, y durante esta Semana Santa tan atípica, (Semana que a su vez es la semana mayor de toda la liturgia católica) nos preguntamos si, verdaderamente, como católicos, estamos siendo pan, nos estamos dejando comer.
Es interesante cómo en el relato de la ultima cena del evangelio según San Juan, no vemos o leemos la institución de la eucaristía como en los sinópicos: (Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,15-20 y 1Cor 11,23-27). En el evangelio de según San Juan (Jn 13,4-17) se nos relata la escena del lavatorio de los pies, como signo de servicio: “Pues si yo, el Señor y Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a otros” (Jn 13,14). ¿Qué nos quiere decir?, pues veamos: ser "cotidiano", ser "efectivo", darse "del todo".
Hay que ser para los demás. Esto somos. Hay que meternos bien en la cabeza, que estamos aquí para partirnos, para dejarnos comer, para dejarnos masticar, para dejarnos asimilar, para desaparecer dándome a los demás.
“Quiero ser pan, para el hambre ser el pan, de mi pueblo construir el escándalo de compartir”...
Pablo Soto, vicario parroquial.
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