Queridos amigos:
mañana es Domingo de Ramos y comienza nuestra Semana Grande.
Permitidme que, humildemente y de una manera breve, esta Semana Santa no se quede sin su pregón. Ahí va.
Según el diccionario, el verbo pregonar significa “decir algo para que lo sepa todo el mundo”. Bien, pues eso es lo que pretendo con este pregón, decir algo –y algo muy importante- para que lo sepa todo el mundo; porque estamos hablando no solo de algo importante, sino de lo más importante para todos los cristianos: la Pascua del Señor, la pasión, muerte y Resurrección del Señor. Es el acontecimiento central en la vida de la Iglesia, el acontecimiento central en la vida del cristiano. Y esto lo decimos “fuerte” y sin ningún lugar a dudas.
La Semana Santa no debe ser sólo un acontecimiento cultural o tradicional, sino, y sobre todo, un acontecimiento de fe. Quiero señalaros lo que celebramos en los días fundamentales de nuestra Semana Santa:
- el JUEVES SANTO es el día de la Institución de la Eucaristía y del Amor fraterno. Banquete lleno de generosidad desbordante. Nosotros, los cristianos, este día, siguiendo su mandato, queremos celebrar el misterio de amor extremado, que le lleva a Jesús a lavarnos los pies y a entregarnos su cuerpo. Por eso el Jueves Santo es el día del Amor Fraterno. Día para aprender las lecciones de amor que Jesús nos enseñó.
- el VIERNES SANTO es la celebración de la pasión y muerte del Señor. Celebrar la muerte, -qué gran paradoja-. Pero es así. De esa muerte nos vino la salvación. En este día aprendemos las más hermosas lecciones de perdón, de paciencia, de humildad, de generosidad, de confianza, de amor. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
- fiesta de RESURRECCIÓN. Estamos alegres porque Jesús ha resucitado. La Resurrección es el final de esta Gran Semana y el comienzo de los días y de las horas; porque siempre, tras la muerte, acontece la Resurrección y se abre la ventana de la Esperanza.
Y hablar de esperanza es hablar de ella, de la Virgen Coronada, que va unida a la Semana Santa porque gracias a ella, Jesús de Nazaret nos comunicó en estos días las palabras más hermosas y los hechos más radicales, y nos comunicó al Dios que quiso quedarse definitivamente con nosotros.
¡Qué Dios os bendiga!
“El cielo está rojo. Mañana hará buen tiempo”.
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