(Día 31 de confinamiento)
En los días que llevamos de confinamiento tenemos que decir que la vida sigue. Y sigue con sus ciclos. Durante estos días se ha dado sepultura a trece personas de nuestra comunidad. No por causa de este virus. He de decir que realmente cuesta realizar los escasos minutos de oración que hacemos ante el que se marcha. Y cuesta por los pocos que podemos estar en su despedida y porque, como creyentes, no podemos celebrar la Eucaristía por su eterno descanso.
Cuando voy al tanatorio para cumplir con mi obligación, la verdad es que llama la atención el ver las calles vacías y en silencio. Y le vienen a uno otros momentos y otros días: calles llenas de niños y adolescentes que van o vienen al colegio, tractores y coches que van y vienen al campo, café de medio mañana para otros muchos, comercios y despachos abiertos… La vida cotidiana de todos los días y todas las horas.
Pero el pasado Domingo –Domingo de Resurrección- camino del tanatorio para los dos últimos entierros, me di cuenta de algo que me llamó la atención y me hizo pensar.
En muchas de nuestras calles, en medio de los rollos de piedra, baldosas, cemento, aceras y en nuestras propias puertas ha crecido la vida, la hierba. Al no tener el tránsito de las personas, la vida de la hierba ha surgido con fuerza en medio de lo más duro, de lo más difícil. Esta imagen me hacía pensar en dos realidades.
La primera es que esa vida entre piedras era símbolo de la resurrección de Jesús. Jesús vuelve a la vida saliendo del sepulcro, como dice el evangelio: corrida la piedra que cerraba el sepulcro. Jesús vive y nos transmite su Vida.
La segunda es que la hierba que ha parecido en nuestras calles puede también simbolizar el deseo de vida, de encuentro, del trajín diario que tenemos y es expresión de nuestra esperanza. A pesar de los momentos difíciles, de los duros, de lo “incomprensible” de la situación, la vida surge como la hierba en la calle.
La esperanza nos anima a seguir en el aguante y la paciencia porque la Vida surgirá en medio de las piedras.
“El cielo está rojo. Mañana hará buen tiempo”.
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