La mayoría de nosotros hemos oído más de una vez el comentario del papa Francisco en torno a que hoy la Iglesia necesita ser un hospital de campaña. ¿Qué quiere decir? En la actualidad, muchas de nuestras comunidades cristianas ven el mundo como un enemigo de la Iglesia, como un oponente que debe ser combatido. Y no lo ven como un campo de batalla sembrado de personas heridas a las que se llama a atender. Dios ha querido hacerse uno de nosotros en medio de nuestro mundo y en este mundo está desarrollando su Historia de Salvación. Y en este mundo ha querido iniciar su Reino. ¿Cómo podrían nuestras comunidades llegar a ser hospitales de campaña para todos esos heridos?
Un escritor espiritual checo Tomas Halik indica que para que nuestras comunidades eclesiales lleguen a ser “hospitales de campaña” necesitan asumir tres papeles: uno diagnóstico, uno preventivo y uno convaleciente.
1.- DIAGNÓSTICO que identifique los signos de los tiempos. Ya se viene diciendo desde el Concilio Vaticano II: tenemos que saber leer e interpretar los signos de los tiempos. Nuestras iglesias necesitan ser diagnósticas; necesitan llamar al momento presente de una manera profética. Pero eso exige un coraje y una valentía que, ahora mismo, parece ausente. Los liberales y los conservadores diagnostican el momento presente de modos radicalmente diferentes, no porque los hechos no sean los mismos para ambos, sino porque cada uno de ellos ve cosas a través de su propia ideología. Para nombrar un solo problema que constatamos: nuestras iglesias se vacían . Muchos ya no van a la Iglesia ni se identifican con ella. Los conservadores condenan el secularismo actual, sin querer en realidad debatir abiertamente las variadas críticas a la Iglesia que vienen de casi todas partes de la sociedad . Los liberales, por su parte, tienden a condenar la rigidez de los conservadores sin estar abiertos a mirar a algunos de los lugares de este momento donde la fe en un Dios trascendente y un Cristo encarnado están presentes en medio de esa secularidad. Ambos bandos, como es evidente de su exagerada postura defensiva, tienen miedo de mirar los problemas
2.- PREVENTIVO donde crear un sistema inmune en un mundo en el que los virus del temor y el odio están hiriendo a mucha gente, ¿Qué debemos hacer preventivamente para que nuestras comunidades cristianas vuelvan a ser hospitales de campaña? Sobre todo no olvidar que somos parte del Cuerpo de Cristo y que estamos conectados unos con otros. Somos familia de fe y miembros de la gran familia humana . Todos somos uno, un organismo viviente, partes de un único cuerpo, de modo que, como con cualquier cuerpo viviente, lo que una parte hace, por enfermedad o por salud, afecta a toda la otra parte. Hoy nuestro mundo está acosado con las células cancerosas de la amargura, el odio, la mentira, el temor de todo género. Nuestro mundo está mortalmente enfermo, sufriendo de un cáncer que está destruyendo la comunidad. De aquí que nuestras comunidades eclesiales deben llegar a ser lugares que generen los enzimas de salud que sean necesarios para exterminar esas células de cáncer. Debemos crear un sistema inmune suficientemente robusto para hacer esto. Y para que suceda eso, nosotros mismos, debemos primero dejar de ser parte del cáncer del odio, la mentira, el temor y la oposición Demasiado a menudo, nosotros, nosotros mismos, somos las células cancerosas.
3.- CONVALECIENTE que ayude al mundo a superar los traumas y los males a través del perdón. Nuestras comunidades eclesiales necesitan ayudar al mundo a llegar a una reconciliación más profunda frente a los traumas del pasado. Esta es una de nuestras fuerzas. Nuestras iglesias deben ser santuarios de perdón. Un perdón, una curación y una reparación más profundas es lo que necesita nuestro mundo. Y nuestros debemos guiar este esfuerzo. La mejor medicina y la más necesaria: EL PERDÓN. Nuestras comunidades como hospitales de campaña es lo que nos da credibilidad hoy.
José Cordero, párroco
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