Hace unos días publiqué en mi facebook un artículo de Adela Cortina reflexionando sobre la actual situación que vive el mundo frente al coronavirus: “el dinero público destinado a batallas ideológicas debe invertirse en ciencia”, ese artículo lo publicaba en internet ETHIC.ES; también hice otras dos publicaciones, un artículo de Aci Prensa, donde se informaba del presidente de Francia que habla a los obispos franceses y les dice que Francia necesita de la Iglesia Católica, y el otro un copia y pega en el que se dice que no se le da permiso a Facebook para que use nada de mis fotos o cosas que publique. En fin, no pienso reflexionar sobre ninguna de esas publicaciones.
Lo que sí pienso es reflexionar sobre lo que he visto ante estas publicaciones. Después de cada publicación pude darme cuenta de que algunos de mis contactos, (ojo que digo algunos), inmediatamente le daban un “like” a lo que publicaba o lo compartían, y - sin temor a equivocarme – sin leer el contenido. Creo que lo compartían o le daban un “like” solamente porque lo veían en mi facebook. Bueno, sólo en mi última publicación dos contactos se atrevieron a comentar lo publicado.
Esto me hace pensar en cuanta noticia falsa o bulos compartimos en nuestras redes sociales sin averiguar de dónde proceden o quién publica la información. Y muchas veces lo veo en relación a la Iglesia Católica. Creo que en relación a esto se cumple lo que el arzobispo Norteamericano Fulton Sheen decía: “A menudo los enemigos de la Iglesia no odian a la Iglesia; sólo odian aquello que, erróneamente, creen que es la Iglesia”. Aunque creo que no sólo los enemigos de la Iglesia, sino también muchos fieles que no están muy firmes en su fe publican o comparten noticias que atacan a la Iglesia.
Más ahora, veo en muchos muros de facebook noticias o comentarios contra la Iglesia, noticias como “La Iglesia no hace nada para ayudar contra la pandemia” o “El Papa debe vender todo el oro del Vaticano para ayudar a las personas que sufren por el coronavirus”, o muchos otros titulares. Cuando trato de ver de dónde proceden esas noticias, me doy con la sorpresa de que nunca hay una fuente fiable o que proceden de medios de comunicación sensacionalistas. En muchos casos he tratado de hacerles ver todo lo que la Iglesia ha hecho y sigue haciendo en cuanto a ayuda se refiere, (y en otras cosas más). Algunas personas recapacitan y otras creen que lo que les digo y la información que les comparto, son bulos, en fin...
Por eso, creo que debemos ser muy responsables a la hora de compartir noticias, para no crear desconciertos o confusiones, buscar información cierta y veraz y, sobre todo, ver de dónde procede la noticia que leemos o publicamos.
Pablo Soto, vicario parroquial.
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